¿Sarmiento? No nos quería...

Parece que al creador de "Facundo" no le caía del todo bien la idea de que los terrenos que hoy estamos pisando, conocidos hacia 1880 como "Las Lomas de Ensenada", propiedad de los Iraola, fueran la base de la futura capital provincial. El hombre que reflexionó sobre la civilización y la barbarie del hombre americano durante su exilio en Chile en 1845, pensaba en algún pueblo del interior, alejado de la actual Capital Federal; pero Dardo Rocha and company no querían perder los aires capitalinos y pusieron la piedra fundamental en la pronunciada loma del actual centro geográfico (ese al que tanto cuesta llegar en bici, viviendo por diagonal 73 hacia 50... y ni hablar con un par de fasos encima).
Ah... después Sarmiento la comparó con Norteamérica: todo bien, loco.
Destino oscuro... sesenta kilómetros que separan la fundacional dependencia platense de los aires porteños; vientos que consiguieron en 1882, ya como nueva capital política argentina, la fundación de la ciudad diseñada por el masón Pedro Benoit... o por Julio Verne: bah, en realidad, o Verne le afanó la idea que contó en "Los quinientos millones de la Begun" a Benoit (dicen que se conocían), donde describía una ciudad, France-Ville, similar a (la todavía sin fundar en 1879) La Plata; o Benoit se inspiró en ese libro tres años menor que "su" ciudad para presentar el proyecto y diseñar este pueblito que luego daría vida a Los Redondos y a Virus, a Gimnasia y a Estudiantes... Como siempre: elige tu propia aventura.

PD: Nos habían invitado a Plaza Moreno, pero llovía; además, tocaba La Mosca... además, estábamos al aire con Jalil, periodista del ambiente rocker local que nos enseñó a escuchar las cualidades del rock de estas latitudes; de La Cofradía, Los Redondos, Virus y Peligrosos, a Estelares, Mister América, Don Lunfardo, Bochatón, Pángaro, Policía Motorizado, y siguen las firmas... por suerte...

También resonó lo de los tortazos del centenario, cuando la ciudad cumplió 100 años y los platenses se mataron a piedrazos de merengue y hormigas frente a la "Muni"; lluvia de palos y torteros con lágrimas.

Elige tu propia aventura

... Así, espontáneamente. Cualquiera de estos libritos se consiguen en alguna vieja librería del centro platense por unos pocos mangos. ¿Recomendados?: "La Huida", que te paseaba en el '97 por un futuro onda Mad Max; "Al Sahara en globo", un delirio por los calurosos aires africanos; o "La carrera interminable", donde sacabas un Lancia para ganar una carrera que parecía un poco larga, de más de cien páginas.

Hablando de elecciones, también hay otras lecturitas algo caprichosas para elegir tu propia aventurita: el discurso mediático - masivo de la "aplastante victoria K"; o el mayor ausentismo en ochenta años, con 9 millones de compas, el 35 % del padrón, que no eligieron a nadie: no fueron al cuarto oscurito o votaron en blanco... A quién le importa, ¿no?

Y se nos ocurrió invitar a Martín Obregón, el autor de "Entre la cruz y la espada", que nos contó cómo fue eso de escribir - investigar sobre la estrecha relación entre la Iglesia y la dictadura de Videla; un eslabón más en la infinita cadena de complicidades del poder eclesiástico y los militares de turno.